10:35 La hora en que el viento quebro y giro en tempestad.
La brisa cortaba el aire quieto de la embarcación. Decidí poner en marcha el motor y arrancamos rumbo a la costa para volver a casa. No hay resignación ni tristeza. Tampoco pesca que valga la pena.
El frío se estaba apoderando de mis lagrimales cuando en la popa un brillo plateado comenzó a acompañarnos. Delfines.
En sus lomos brillantes se reflejaba el sol, destilando rayos de luz en todo el barco.
No se si puedo decir que el delfín salta, tendría que decir que vuela un corto trayecto y vuelve al mar. Me vi reflejado en el Delfín. Volando en pequeños trayectos para volver a caer en la realidad.
Oteando el horizonte ya avistabamos tierra cuando se pausaron mis pensamientos. Admire a los delfines.
La realidad de ese animal es transparente y profunda, la nuestra turbia y superficial.
12:10 No hay neblina, el aire es directamente líquido.
Friday, July 21, 2006
Thursday, July 13, 2006
La ventana sigue sangrando agua helada. El sol sigue sin aparecer y este barco pesquero sigue sin conseguir el rumbo.
Días atrás un par de rayos entibiaron la proa pero nuevamente el frío entumece las manos enrojeciendo los nudillos.
El viento ya me está separando la piel de los huesos y la promesa de la primavera sigue sonando a mentira. Todos los años pasa lo mismo y todos sabemos que es el simple invierno, nada más, que se apodera de nuestro humor volviéndonos melancólicos.
Nos gusta un poco y aunque por un instante mirando el horizonte nos acaricie la bruma de la tristeza, somos felices.
Nos damos el lujo de sufrir por un momento con algun recuerdo fugaz para luego volver a nuestra felicidad cotidiana y a nuestra taza de café caliente cortado con whiskey para calentar el cuerpo.
Miramos desde la embarcación la libertad del cielo, la furia del mar y la fiereza del viento y no sentimos envidia, vamos a la par y somos lo mismo. Sabiendo que cuando uno tiene a la par camaradas y guerreros de esa talla no hay adelante y atras ni futuro y pasado ni fracasos y derrotas solo hay regocijo en la fortaleza y en sentirse dueño de la propia vida aunque sea por un solo segundo.
Y asi los dias se siguen meciendo bajo el casco de proa...
Días atrás un par de rayos entibiaron la proa pero nuevamente el frío entumece las manos enrojeciendo los nudillos.
El viento ya me está separando la piel de los huesos y la promesa de la primavera sigue sonando a mentira. Todos los años pasa lo mismo y todos sabemos que es el simple invierno, nada más, que se apodera de nuestro humor volviéndonos melancólicos.
Nos gusta un poco y aunque por un instante mirando el horizonte nos acaricie la bruma de la tristeza, somos felices.
Nos damos el lujo de sufrir por un momento con algun recuerdo fugaz para luego volver a nuestra felicidad cotidiana y a nuestra taza de café caliente cortado con whiskey para calentar el cuerpo.
Miramos desde la embarcación la libertad del cielo, la furia del mar y la fiereza del viento y no sentimos envidia, vamos a la par y somos lo mismo. Sabiendo que cuando uno tiene a la par camaradas y guerreros de esa talla no hay adelante y atras ni futuro y pasado ni fracasos y derrotas solo hay regocijo en la fortaleza y en sentirse dueño de la propia vida aunque sea por un solo segundo.
Y asi los dias se siguen meciendo bajo el casco de proa...
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