Tengo un jardín y lo quiero pintar de negro. Edison Woods - Nest of machines:
Lo estoy escuchando ahora. Podría decir que es triste. Ayer vi a Ricardo Montaner (señorito nacido en el partido de Avellaneda pero de acento caribeño) cantando “Penumbras” de Sandro y eso fue más triste.
Casi estoy por escribir que es dark o medio gótico y pienso en Evanescence y en su cantante cristiana y “gordita-que-quiere-disimular-su-adicción-a-las-hamburguesas-completas” y no anda ni por ahí. Música clásica tampoco es.
Estar sentado en un banco en el cementerio un día de otoño ¿Es triste? Triste es estar llorando un pariente. ¿Melancólico? Nahh. Es como una pachorra mortecina. Edison Woods es así, como caminar en el parque un 3 de junio.
Tiene paz y hechizo pero no un sentimiento obvio. Los temas son simples en instrumentación aunque musicalmente complejos.
No esperen tampoco un disco para poner en una reunión. Saxos, clarinetes, violines y cellos. Una voz de las más hermosas que están grabando en la actualidad. Para el atardecer. Climas sombríos. Un disco en blanco y negro.
Como un radiohead de la época del jinete sin cabeza pero sin el lloriqueo de Thom Yorke.
Muy recomendable, para bajar un cambio y dejarse llevar. No es rock. Es música con alas, como las toallitas femeninas.
Monday, April 23, 2007
Wednesday, April 11, 2007
364 palabras sobre: Billy Bond y la pesada del R´n´R // Volumen 1.
Al día de hoy, un martes... ¿10?, suena precario, casi un intento psicodelico medio tosco y rudimentario.
No soy un gran experto en rock nacional pero tengo el oído entrenado en el sonido de los 70´s. Eso me permite poder decirles que el disco es increíble. Suena con más vida que muchas creaciones de Afo Verde. Lo precario se vuelve genial, lo rudimentario se traduce en inventivo. El sonido trasluce nostalgia, dureza y simultáneamente rock y búsqueda.
Convengamos que es el ´71, ya hay un surco marcado por bandas geniales como Almendra y Sui Generis, pero ¿Pasar como una topadora por este camino? Billy Bond lo hizo.
Giuliano Canterini de documento italiano. Personaje del rock nacional si los hay. Manager, músico, productor, y lo que se le cruzaba, tocó con los más grandes del rock nacional, perseguido por la cana y artífice de la destrucción del Luna Park. Otro día nos ocuparemos de este genial gordito barbudo y pelilargo.
Volumen 1. Por ahí les suena a Pappo, al primer Pappo´s blues pero como si el carpo hubiese tomado ácido y planteado búsquedas musicales astronómicas. Un rock por momentos zeppelinescos y hendrixianos pero como si hubiese pasado por un colador llamado Manal.
Escúchenlo, es la recomendación, explicarlo tema por tema es un sinsentido ya que es una obra conceptual sin concepto y un mensaje sin mensajero.
Diagnóstico: lo recomiendo para escuchar tranquilo y con paciencia. Para irse un poco de viaje por momentos. Conviene adiestrar el oído a la época o a tratar de imaginarse 5 tipos talentosos y barbudos queriendo hacer arte con 4 canales y equipamiento prehistórico. También afigurensen a uno de los pocos interpretes de blues de esos años antes de que todo se volviera tan pedorramente Jet-Set.
La duda, que no me puedo despegar al escuchar este disco, es como habrá sonado en su momento. ¿Qué habrá pasado por los sesos de esa generación al escuchar esto?
Imagino una disquería de los 70´s, la batea de “lanzamientos”: Palito Ortega, Donald, Spinetta y Billy, todos juntos. Tutti encieme. Que ilustración demente del argentino.
Un país capaz de producir alguien como Marley y alguien como Borges, en definitiva. Un país un tanto extremo.
Al día de hoy, un martes... ¿10?, suena precario, casi un intento psicodelico medio tosco y rudimentario.
No soy un gran experto en rock nacional pero tengo el oído entrenado en el sonido de los 70´s. Eso me permite poder decirles que el disco es increíble. Suena con más vida que muchas creaciones de Afo Verde. Lo precario se vuelve genial, lo rudimentario se traduce en inventivo. El sonido trasluce nostalgia, dureza y simultáneamente rock y búsqueda.
Convengamos que es el ´71, ya hay un surco marcado por bandas geniales como Almendra y Sui Generis, pero ¿Pasar como una topadora por este camino? Billy Bond lo hizo.
Giuliano Canterini de documento italiano. Personaje del rock nacional si los hay. Manager, músico, productor, y lo que se le cruzaba, tocó con los más grandes del rock nacional, perseguido por la cana y artífice de la destrucción del Luna Park. Otro día nos ocuparemos de este genial gordito barbudo y pelilargo.
Volumen 1. Por ahí les suena a Pappo, al primer Pappo´s blues pero como si el carpo hubiese tomado ácido y planteado búsquedas musicales astronómicas. Un rock por momentos zeppelinescos y hendrixianos pero como si hubiese pasado por un colador llamado Manal.
Escúchenlo, es la recomendación, explicarlo tema por tema es un sinsentido ya que es una obra conceptual sin concepto y un mensaje sin mensajero.
Diagnóstico: lo recomiendo para escuchar tranquilo y con paciencia. Para irse un poco de viaje por momentos. Conviene adiestrar el oído a la época o a tratar de imaginarse 5 tipos talentosos y barbudos queriendo hacer arte con 4 canales y equipamiento prehistórico. También afigurensen a uno de los pocos interpretes de blues de esos años antes de que todo se volviera tan pedorramente Jet-Set.
La duda, que no me puedo despegar al escuchar este disco, es como habrá sonado en su momento. ¿Qué habrá pasado por los sesos de esa generación al escuchar esto?
Imagino una disquería de los 70´s, la batea de “lanzamientos”: Palito Ortega, Donald, Spinetta y Billy, todos juntos. Tutti encieme. Que ilustración demente del argentino.
Un país capaz de producir alguien como Marley y alguien como Borges, en definitiva. Un país un tanto extremo.
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