Tuesday, June 12, 2007

El día en que casi muero fusilado en Azul.

El asunto fue así. El numero anterior a este salio demasiado deprisa. Lo deje hecho con antelación para poder viajar a capital con el propósito de estar presente en el cumpleaños de mi novia. Ya que si no lo hacía no iba a poder asistir a su cumpleaños y por ende no iba a tener más novia y todos sabemos que tener novia es bueno.
Numero cinco terminado, Pablo viaja hacia capital diciendo: Oh, que lindo, una semana de vacaciones.
En capital no hubo demasiadas novedades salvo que están todos dementes, hay piquetes todo el tiempo, no hace el frío que hace aquí, esta lleno de mujeres hermosas (mi novia incluida) y nada más. Un cumpleaños movidito, resaca y pocas horas de sueño ya que mi novia tiene como vecinos a un divertido Centro Italiano el cual todos los domingos desde las 10 30 hasta aproximadas las 19 se empecina en demostrar que la italiana es una de las comunidades más dicharacheras, con banda en vivo, sorteos y canzonettas incluidas.
Habiéndome acostado desfasado a las 7 de la mañana y habiéndome despertado a la 4ta tarantela a las 11 mi estado emocional no era el mejor.
Almorcé como pude y quise dormir una siesta pero mis nervios seguían erectos y la banda había arremetido con una versión al palo de “Zorba el griego”.
Suena mi celular con un PIP, o sea, mensaje de texto. Ricardo Lojo, fotografía, me dice: Pablo, llámame es importantísimo.
Dije, Zas!
Lo llamo. Me atiende. Reproducción del dialogo.

RL: No sabés lo que pasó, te juro que no lo quise hacer a propósito, te pido perdón… esto es terrible… No hay más tiempo….tenemos que irnos….
Yo: (Alguien canta una canción de Nicola Di Bari a los gritos) Richard para… ¿Qué pasó? ¿Se te murió el hamster que tenías en terapia intensiva?
RL: No seas salame… esto es terrible… ¿Viste la foto del barman de Shittó, del número anterior?
Yo: Sí, ¿El que se parece a Shreck, pero en negro?
RL: Sí, pero eso no importa, ¿Víste lo que esta haciendo en la foto?.
Yo: (alguien grita “SIAMO FUORI” y se escuchan llantos) Sí, Richard, está sirviendo algo.
RL: SI pero ese algo, es… CERVEZA!!!
Yo: NO, DIOS.
RL: Sí, es terrible, y ya nos acusaron de…
Yo: ¿De qué?
RL: de…. De….. de………………….
YO: DE QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE??
RL: DE APOLOGIA DEL CONSUMO DE ALCOHOL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Yo:
RL: Perdón Pablo, pedile perdón a tus padres por favor y a tu familia y a los que te quieren, bueno… solo a tu familia, yo me rajo a Madrid esto es terrible… un desastre.
Yo: Pero… ¿De dónde salió la acusación?
RL: de Irigoyen entre Burgos y Colón…
Yo: ¿De la plaza?
RL: No, enfrente.
Yo: ¿La iglesia?, ¿Qué tiene la iglesia contra el alcohol, si ellos lo sirven todos los domingos? Y encima a la mañana y en ayunas.
RL: NO BOBO enfrente a la plaza y a la iglesia.
Yo: (caigo) OH, NOOOOOOOOOOOOO.
RL: Me tengo que ir Pablo, se me va el avión. Fue un gusto, ojalá nos veamos aunque sea en el purgatorio.
Yo: (Voz de lata)”Su crédito es insuficiente para seguir hablando por teléfono, perdedor, apólogo”.

Comprendí. La realidad dejo de girar como un carrusel fuera de control y todo se centró. Había cometido el peor de los insultos, la peor de las ofensas. Era peor que un pecador. Un paria.
Palidecí y la vida se escurrió de mis manos. Había cometido el deleznable delito de apología del consumo de alcohol. Esa porquería fermentada que vuelve locos a los hombres y hermosas a las mujeres. Era todo lo que yo odiaba. Me había convertido en lo que nunca quise ser, alguien que promueve los beneficios de un elixir lleno de mentiras. Además había quebrantado una ley sacra desde un medio de comunicación público y masivo.
Había manchado la reputación de una profesión tan noble como la de periodista y al mismo tiempo mancillado la importancia de mantener el honor del diseño gráfico en pie.
Era hombre muerto.
Sabía que volver a Azul era un error. Había dos caminos posibles: Ezeiza o Retiro. Siempre elijo mal, bah, no tengo pasaporte.
Llegué al departamento de mis padres enfrentando algo peor que la muerte por fusilamiento que me esperaba en mi ciudad natal, el decirle a mis padres que la oveja negra de la familia finalmente había esquiládose a si mismo y habíase tejido el pulóver oscuro de su propio fin.
Mi padre lo tomó como un camino lógico, “Quién mal anda mal acaba”, dijo.
Y se fue a tomar un destornillador. Mi madre lloraba a los gritos, como una gitana malherida. Gritos que desgarraban un ¡Mi Niño, ayyyyyyyyyyyy, miñññiiiiiñoooooo¡¡¡¡
No quise ni justificarme. Hice mi valija de mano con el único par de medias sano que tenía, agarré una moneda de un peso que encontré en el fondo del sillón y me dirigí a tomar el 92. El que va para retiro, no el que va para Liniers porque tarda mucho y además no le veo el sentido volver a Azul desde Liniers (eso lo hacen los de Olavarria para parecer más prácticos).
El viaje fue peor que sereno, con la paz mortecina de alguien que está listo para emprender la última cabalgata montado en los vientos del destino final.
Me imaginé una y otra vez en la plaza principal de mi ciudad, enfrentando al batallón de granaderos con sus fusiles apuntándome. A mí, con una venda sucia en los ojos y un último cigarrillo en la boca puesto a la fuerza ya que dejé de fumar hace un año. Las palabras del granadero en jefe, ese con un plumón blanco en el sombrero diciendo en mi mente una y otra vez:

Preparen, apunten y…. FUEGO A ESE APOLOGO DEL ALCOHOL, A LA CABEZA NO LE TIREN QUE NO TIENE NADA, AL CORAZON, AL CORAZON.

Entró por última vez mi micro a mi ciudad. Bajé desconsolado y recordé en un segundo la dureza del invierno azuleño. Me había olvidado la campera en Buenos Aires.
Daba lo mismo, ya estaba muerto. Esperando que me devuelvan el bolso de mano el cual había despachado. Me pongo a hablar con el muchacho de la terminal que usa barba y gorrita para atrás que se encarga de los bolsos, como despedida simbólica de la sociedad azuleña y me quebré. Le conté toda la historia y me confesé como apólogo y pecador.
Le dije: Soy cantor, soy embustero me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. Que le voy a hacer, si yo, nací en el mediterráneo, nací en el mediterráneo.
El muchacho me miró. Me estudió en realidad. Se rascó una de las barbas más raras que ví en mi vida se acomodó la visera de la gorrita para adelante y me dijo.
“El delito de apología del consumo de alcohol no existe. En ese caso, las publicidades de cerveza o vino serían un crimen. Es la ridiculez más grande que escuché.
Además un Barman en un boliche, pub, disco, bar, restaurante o establecimiento diurno y/o nocturno que esté habilitado para servir bebidas alcoholicas no puede hacer apología de nada ya que ese su trabajo.
O sea, técnicamente está haciendo apología del trabajo y eso es algo que este país necesita. Se detuvo un segundo y preguntóse retóricamente, la persona que los acusó ¿Considera al trabajo un delito? Entonces al delito, ¿Lo considera un trabajo?
Sus proposiciones lógicas fueron aplastantes y definitivas.
Si fuese homosexual lo hubiese besado. Me sentí liberado y feliz.
Casi levitaba de la alegría. Me sentía un ciudadano libre, honesto y limpio.
Ni siquiera me pregunté por las capacidades intelectuales o laborales de los que trabajan en frente de la plaza y no usan sotana.
Fui un azuleño decente, puro y honesto nuevamente.
Me sentí DERECHO Y HUMANO.

1 comment:

Anonymous said...

TE ESCRIBO ESTE COMENTARIO PARA LIMPIAR MI BUEN NOMBRE ,JURO QUE NO SOY DE LA GENTE QUE SE OFENDE PORQUE SU NOVIO NO PUEDA LLEGAR A SU CUMPLE.ASI QUE NO ME DESCRIBAS COMO LA LOQUITA CORTA POR IDIOTECES,JEJE.
APARTE DE ESO EL ARTICULO ESTA INCRIBLE.Y ME PREGUNTO SU TU MALA FAMA EN AZUL ES TRANSFERIBLE A MI,PORQUE ME ENCANTARIA QUE ASI FUERA.
TE AMOO.