Algunas aclaraciones sobre los principales principios
fundacionales en el comportamiento del Dr No.
He tomado la decisión de realizar este pequeño y amorfo manifiesto ya que en los últimos días la demanda por un “escrito” del Dr. ha ido en crescendo hasta tornarse insoportable.
Hola que tal. Les quería decir por si no lo había hecho antes, el Dr. No no es alguien que simpatiza con el pueblo, ni un cantor de serenatas ni de canciones de protesta. Ni un palito Ortega ni un León Gieco.
No es mi misión atacar a los gobernantes, tampoco al pueblo. Mi blanco es todo. No hay bandos, no tomo parte en ninguna ideología. Ni del lado de “La gente”, como se le llama ahora a un conjunto de seres humanos igual o mayor que 2. Ni tampoco estoy del lado de los “políticos”, como se le llama ahora a quienes viven de los impuestos de los anteriormente denominados “gente”.
Les puedo garantizar que ambos bandos no me interesan en absoluto. No quieran felicitarme, no voy a ser la voz que denuncie lo que nadie se atreve a denunciar.
A no ser que yo quiera. No vean en mi alguien que continuamente ataque a “los de arriba” porque los de “abajo” tampoco están haciendo últimamente demasiados meritos para ser defendidos.
El Dr. dice lo que el Dr. dice. No hay favoritismos, cruzadas populares ni conveniencias políticas. A mi no me paga nadie. TAMO?
Me molesta por igual la imbecilidad de nuestros gobernantes en cuestiones básicas como por ejemplo el manejo turbio de sobreprecios a la hora de licitaciones para obras publicas, tanto como la falta de conciencia civil y urbana de los retardados que manejan un auto hablando por celular o la gente que saca la basura a cualquier hora.
¿Perdón, el Dr. no debía atacar al pueblo? ¿Quién es el pueblo? ¿La remisera próxima a tribunales que el día que no hubo gnc cobró un peso de mas cada viaje? ¿La gente que va al teatro vestida con caras prendas de vestir que sacaron a cuenta y todavía ni pagaron? ¿O el pueblo son los comerciantes a quines no les pagaron las prendas, que venden a veces con sobreprecios obscenos?
Ay, ahora nadie quiere al Dr. No, que pena, ese que hacia y va a seguir haciendo chistes con nuestro horrorizable Concejo Delirante. Pero también va a decir, comerciantes, ciudadanos, chicos de la calle, ricos hacendados; o hacen las cosas bien y con respeto o se van a comer una prendida fuego peor que la de la Escuela 17.
El Dr No no los quiere, no quieran al Dr no.
Quiero que las cosas se hagan como se debe. Que cada uno cumpla su rol sin entorpecer la vida de los demás. Que cada azuleño mire como tiene el patio de su casa antes de criticar el frente de la casa del vecino.
Pegarle a los políticos es fácil. A la gente es más fácil aún. Pero uno es el otro antes de ser el uno y viceversa. Y yo soy el Dr No. Y a mi no me compran con facturas de crema pastelera ni con un asado partidario.
Quiero amor, paz y respeto. Libertad y buena vibra. Legalización.
Tuve un sueño. Un sueño donde un niño azuleño y uno de Olavarría jugaban juntos, donde un rabino y un obispo jugaban al chin-chon en tanga. También en el sueño aparecieron ovnis y ahí se fue todo al ca**jo, porque venían de un planeta llamado Daikiri y se vestían como hawaianas pero se les veían las partes pudendas y era horroroso. Entonces desperté.
Desperté sabiendo que el pueblo y los políticos deben hacer las cosas bien, para llegar a la armonía y la unión. Descubrí al recordar el sueño una y otra vez que yo era una herramienta fundamental para lograr eso, la herramienta era un martillo y la función del martillo era golpear cabezas y abrirlas (metafóricamente, no sean brutos). Para que cuando vengan los extraterrestres a mostrarnos sus partes pudendas podamos decirles:
“ORNIS CARETAS, LOS ESTAMOS ESPERANDO”.
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