Wednesday, August 22, 2007

Nada

No había necesidad.
No había sentido.
Ni fín.
No había sed de venganza.
No era necesario un ajuste de cuentas.
No había traición.
No había conflictos de poder.
Ni económicos.
Ni una lucha de clases sociales.
No había antecedentes.
No hubo un robo.
Ni un secuestro.
Ni un triángulo amoroso.
No hubo razón.
Lo mataron por nada.
Esta es la realidad ahora.
Si bien la vida nunca valió nada.
Ahora la muerte llega por nada.
Este es el principio de una escalada
de violencia que nadie quiere ver, mezclada
con una sobrevaloración de la cultura del más
“macho de la cuadra” del “más cuchillero”
del admirar al que estuvo preso como un
“tumbero”. Facas y pastillas.
Un revólver es un arma complicada de
accionar, por accidente, puede hasta matar a
su dueño.
Pero un cuchillo no. Un cuchillo está
en la mano, pidiendo silenciosamente sangre,
no importa de quién.
Acuchillar a alguien es un acto
muscular que enaltece al energúmeno que
lo efectúa, haciendole sentir dios sabe que
sensación de poder.
Ahora el que salía sin nada va a salir
con una faca. El que salía con una faca ahora
va a salir con un fierro y así sucesivamente.
Culpables siempre hay. Se le puede tirar
el muerto a miles de personas, costumbres,
entidades y etcs.
Lo que no hay es una causa. Una
respuesta a un ¿Por qué?.
En Roma se mataba por poder, en
Sicilia por venganza, en el lejano oeste por
justicia, en el descubrimiento de América por
dios, en los setentas por pensar distinto, en el
holocausto por ser de una raza distinta.
Acá se muere y se mata por nada.

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