Todo mal, mal, mal. Todo bien, bien, bien.
No sonrian. En serio no es serio, ni va a ser gracioso. No tengo ni ganas ni una sola idea que escribir o desarrollar. O desarrollar y escribir. Así que estas lineas serán como un silencio incómodo en el cual no queda nada interesante ni recordable.
No pienso criticar a nadie, ni halagar a nadie. No estoy de humor. Ni caústico nisarcástico ni cualifragilisticuespialidoso.
Hace tres días que no puedo llenar este espacio. No tengo discos que comentar. Ni funcionario público al que satirizar. Ni idea alocada. Nada. Si fuese escritor tendría la excusa del “Bloqueo del escritor”, pero hasta eso hantrillado.
Hoy estuve en el centro y ví peatones responsables, motociclistas con cascos, agentes de tránsito trabajando, policias en acción, hasta la bandera de la plaza parecía ondear prolijamente.
Podría ahora sacar a colación que vino el presidente. Pero tampoco dá para hacer una nota al estilo de “Ahora anda todo bien para que el presi vea todo en orden” porque no sería justo.
Hace un par de días que la ciudad está así. Con una tensa prolijidad.
El tema podría ser ¿Hasta cuándo?, pero tampoco me interesa buscarle la decimoquinta tetilla a la gata.
¿Abulía?, ¿Desidia?, ¿Calumnias? ¿Perjurias?, ¿Rayos y centellas?, ¿Rayas y centollas?
Nada che. ¿Será que esta ciudad se está transformando en una Suiza provincial?. ¿Probaremos un bocado de lo que es ser ciudadanos correctos y educados en una población organizada?
No creo. Si creyese no sería el Doctor No.
No fué nadie a ver al presidente, me dijeron que sigue hablando de pingüino o pingüina, a Filmus le decían que es un osito, hay uno que le dicen el bulldog. Ahora, digo yo, en vez de hablar de animalitos como bobos, ¿Por qué no laburan?
Por otro lado hoy vi 45 minutos de televisión en la casa de un amigo ya que no tengo cable. Todavía tengo diarrea visual.
Todas polémicas idiotas, gordos culposos que se comerían a sus familares en un ataque de hambre y gente buscando una solución a sus vidas amorosas contando sus intimidades adelante de miles y miles de imbéciles como yo que miramos. Quizás con un dejo de morbo, esperando que alguno de los gorditos de cuestión de peso se enloquezca, haga una metamorfosis al mejor estilo Godzilla en cámara y rompa su estricta dieta comiéndose a Cormillot al grito de “Ser gordo es lo más, quiero un serenito”. O que Santo Biasatti, o como se escriba, deje de poner esa cara de busto que no se la cree nadie.
Supe ahí que no tener cable en casa es una inversión, aunque esa plata me la gaste en salame, queso, unos maníses y cerveza un par de veces al mes.
Es una inversión no quedarse atrapado en esa marejada de b*sta que es el cable. No lo digo desde el punto de vista superado del: “No tengo cable, prefiero leer”, lo digo desde el punto de vista de que yo, pensando que era un tarado con tres neuronas, me vengo a enterar que hay gente más idiota la cual sale a profetizar su imbecilidad ante millares de televidentes como en una misa nefasta.
Son cási 70 pesos que me quedan para gastar en cosas que no me harán más inteligente ni culto (eso si que sería una pérdida de tiempo).
Me queda la satisfacción de decirles a la gente de la tele, BABOSOS, vayan a idiotizar a otro, yo me hago bobo solito, mejor y más barato.
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1 comment:
el cable es lo más. Vos decìs que preferís idiotizarte con cerveza y manises...pero idiotizarte con cervaza, manises y cable es mucho mas contundente...Te envidio porque aca no llega Santo Biasatti...
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